miércoles, 23 de febrero de 2011

alimentacion del futuro

Uno de los problemas más amenazantes de nuestro planeta es el de conseguir alimentos para la población que crece de forma inevitable. Los índices demográficos aumentan de año en año, la vida del hombre se prolonga y la mortalidad infantil se ha reducido considerablemente. Ante esta situación la humanidad se pregunta: ¿Cómo alimentar a una población que dentro de unos 25 años habrá duplicado su número?
En la actualidad de los 6.800 millones de habitantes que pueblan la tierra, 842.000.000 están desnutridos, y este número amenaza con seguir aumentando (Aumenta la desnutrición mundial). Así pues, nuestro futuro alimentario debe ser considerado seriamente.
Los especialistas mantienen diferentes opiniones para resolver este problema, y podríamos reducirlas a dos, fundamentalmente:
1. Algunos pretenden incrementar, hasta el límite, la actual producción de alimentos, mejorando las especies a base de una buena selección de semillas y razas de ganado, incorporando tierras de cultivo que hasta el momento actual han permanecido improductivas, etc. En definitiva, proponen mantener los alimentos tradicionales, pero aprovechar mejor los recursos que la naturaleza nos ofrece.
2. Otros opinan que aún con todos los esfuerzos, no sería posible obtener la cantidad de alimentos que necesitamos por lo que, a largo plazo, es mucho más eficaz investigar sobre nuevos métodos y técnicas que nos permitan obtener alimentos no tradicionales e intentar incorporarlos a la dieta habitual de las poblaciones.
En realidad, según los intereses de cada cual, las opiniones pueden ser enfocadas hacia un criterio u otro, pero tenedlo claro, al igual que el dinero, los alimentos están mal distribuidos en el mundo. Hay cantidad suficiente de dinero y de alimentos para toda la población mundial, pero está mal repartido. En la población mundial existe gente que muere por desnutrición y otros que mueren por obesidad.
Uno de los nutrientes que más problemas causa su carencia son las proteínas. Tanto en el tercer mundo, como en el primer mundo en la población de clase baja, las proteínas son escasas en la dieta, o por la dificultad de conseguirlas o por el alto precio. Las proteínas de buena calidad se encuentran principalmente en los alimentos de origen animal que suelen ser los más caros.
Existen especies animales no consumidas que podrían construir una buena fuente de proteínas: antílope, búfalos de agua, hipopótamo, el manatí… El mar es también una magnífica fuente de proteínas no agotadas, por la gran variedad de animales que ofrece, pero el ser humano se aferra al consumo de un número muy reducido. La mezcla de diferentes semillas oleaginosas: soja, girasol, algodón, cacahuete… pueden ser también una buena fuente de nutrientes esenciales.
Dentro del campo de la investigación la producción de proteínas microbianas, como la biomasa, es otra de las posibilidades más espectaculares, dado su rápido crecimiento. Incluso se recoge la idea del “bistec de petróleo”, un tanto aberrante para los amantes de la buena mesa. Las llamadas proteínas monocelulares, se obtienen de una levadura que crece en los hidrocarburos del petróleo depurado, y cuyo valor nutritivo es comparable al de la leche, los huevos, la carne y el pescado. Si se resuelve la crisis mundial de este carburante es probable que, en un futuro, aceptemos con normalidad este alimento, aunque yo, personalmente, lo rechazaría.
Uno de los más recientes descubrimientos es el de la síntesis química de alimentos. En los laboratorios se producen vitaminas, aminoácidos, aditivos, sustancias aromáticas… Pueden también sintetizarse proteínas, grasas e hidratos de carbono, con lo cual si se hace una experta mezcla podríamos llegar a producir combinaciones de estas sustancias nutritivas, que dieran como resultado alimentos comunes.
No cabe duda de que el hombre del futuro tendrá que tener una mentalidad distinta para aceptar todos los cambios que se avecinan. Sólo espero que esos cambios que inevitablemente se producirán, sean a favor del beneficio común y de la salud de todos.

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